Únete a mi bando

Escuchaba una canción de Chojín y recordé algo que me ha venido pasando por la cabeza en los últimos días, sin entrar a mayor detalle, basta decir que a veces parece que la vida se compone de dos equipos, el equipo de los buenos y el equipo de los malos.

Hay quienes se afanan en decir a todas voces que su equipo es el de los buenos y niega completamente una parte mala, sin embargo, en sus palabras y acciones pareciera que esa «parte mala» aflora más en ellos que quienes se reconocen como malos.

Reconocerse como del «equipo de los malos» es reconocer que somos seres humanos, que podemos cometer errores y que no estamos excentos de cosas malas.

Más importante aun, es reconocer que como seres humanos tenemos una dualidad, que por un lado, nos lleva a ser buenos, pero por el otro nos lleva a ser malos.

Un ser humano no es completamente bueno, ni completamente malo, tiene momentos de bondad y de maldad, pero incluso más alla de esto conviene saber que definimos como bueno y malo.

Algunas personas consideran que decir las cosas sin mayores filtros es un ataque frontal, una ofensa, una grosería y por tanto un acto de maldad; por otro lado otras personas preferimos estas expresiones sin filtro y las tomamos como acertadas, para mejorar en el camino y rectificar sobre aquello que hacemos.

Si una misma situación es considerada como buena y mala al mismo tiempo, ¿cómo podríamos entonces identificar exactamente si pertenecemos al equipo de los malos o al equipo de los buenos?.

Hay una frase que me gusta que dice: «Todos quieren la verdad, pero nadie ser honesto», tiene tanto de cierto, porque si le preguntaramos a las personas si prefieren la verdad o la mentira, seguramente dirían que prefieren la verdad, sin embargo, si en ese mismo momento alguien les dijera una verdad se sentirían sumamente ofendidos porque no sabrían como lidiar con esta verdad.

Bien es cierto, que hay verdades que deben manejarse con tacto, considero que el tacto justo para que la persona que la recibe pueda ser consciente de lo que le pasa y tome acción.

Imagina que estas con un grupo de amigos y de repente uno de ellos empieza a beber de más, la verdad es que está borracho. Ante este escenario, habrá amigos que puedan decirle «¿No crees que ya has bebido de más?», mientras que otro puede decirle «Ya estás borracho, deja de tomar»; el segundo amigo, sin duda alguna, está diciendo la verdad, pero el amigo borracho puede interpretarlo como una agresión y puede que como rebeldía siga tomando más.

Así bien, aquí conviene prestar atención y responder las siguientes preguntas:

  • Si tú fueras el amigo borracho, ¿preferirías que te digan la verdad sin mayor filtro o de forma suave?
  • Si tú fueras el amigo borracho, ¿crees que surtíría efecto la forma anterior?
  • Si tú fueras el amigo que quiere auxiliar al amigo borracho, ¿preferirías decirle que está borracho sin ningún filtro, o preferirías decirlo de una forma suave?

Y bien, ¿Qué has respondido? cuentamelo en los comentarios y nos leemos en el próximo post.

Deja un comentario