De cómo a veces toleramos más el dolor que las impresiones

Resulta que el día de hoy jueves le apliqué una inyección subcutanea a mi esposa debajo del ombligo y al terminar de aplicarla, ella me dice que se empieza a sentir mareada, por lo que la abrazo pensando en que solo era una broma, pero cual es mi sorpresa que empiezo a sentir como se desvanece en mis brazos, por lo que la sujeto con fuerza y la deposito en el sillón para que no se golpee, al tiempo, que lo hago, vienen a mi mente como en bandada, una serie de pensamientos que se agolpan y buscan cada uno llegar con la máxima prioridad, unos pensando en buscar el alcohol para reanimarla, otros pensando en que el procedimiento estuvo mal, otros pensando en llamar a alguna persona que me pudiera auxiliar en ese momento, otros pensamientos en subirla al auto y llevarla a un médico, otros más pensando en donde está el médico más cercano que podría brindar el auxilio, y otros tantos pensamientos que claramente competían por ser los número uno.

Ante todo esto, el que prevaleció fue el de colocarla en un lugar seguro mientras le hablo para que despertara; durante este breve periodo de tiempo, empiezo a escuchar una respiración muy tenue y que empieza a cobrar más fuerza, por lo que hablo con más insistencia y noto que recupera el sentido.

Una vez recobra el sentido nos abrazamos fuertemente y compartimos nuestra experiencia de lo vivido segundos antes y nos vienen un par de pensamientos al margen de todo esto, les cuento.

Mi esposa tiene varios tatuajes, que cuando le he preguntado por el dolor, me ha dicho que no le han dolido tanto, como generalmente se esperaría que dolieran, los tatuajes han sido en distintas partes del cuerpo, algunos con la intención explicita de probar el umbral del dolor, el cual ha superado con creces.

En el deporte que practicamos (atletismo) hemos tenido entrenamientos intensos y rutas de gran distancia, que nos han dejado adoloridos por un tiempo y ante estos dolores, tambien ha presentado un gran umbral del dolor, siendo yo, quien incluso le ha sugerido, tener un reposo, para evitar tener una consecuencia mayor por exponer su cuerpo a altos niveles de estrés y dolor. }

Volviendo al desmayo, les cuento; mas tarde acudimos con un médico y le comentamos la situación ocurrida, para tener su opinión médica respecto al hecho, él nos dijo que el desmayo se debió a la impresión, y no a una alergia, puesto que las alergias se manifiestan de otras formas y no son inmediatas; nos dijo que suele suceder que las personas se impresionan tanto que suelen desmayarse o tener mareos como manifestación de estas impresiones, nos platicó que hay inyecciones destinadas a provocar somnolescia, pero esto es el principal propósito de dichas inyecciones y que fuera de esas, el resto, no provocan desmayos; teniendo este punto de vista médico, nos quedamos más tranquilos.

La sorpresa pues, ha sido que la impresión de ver cómo se le aplica la inyección le ha provocado un desmayo casi inmediato y que tolera mucho mejor el dolor que las impresiones, pues, cabe mencionar que un día antes, la inyección se la había aplicado ella misma.

Las sorpresas de la vida, que no siempre conoces todo de tí y de allí el trabajo personal de conocerte más a cada momento.

Por lo pronto, este episodio, queda para la anecdota y para saber como lidiar con lo que ahora conocemos.

¿Te ha pasado algo similar?
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